Te has parado alguna vez a pensar, en la posibilidad, de que la forma que tenemos de interpretar el mundo y los acontecimientos que suceden en nuestras vidas, tiene un gran impacto en nuestro estado de ánimo, en nuestro bienestar, en nuestro rendimiento y de tal manero que, podamos, sin ser realmente conscientes, cambiar la neuroquímica de nuestro cerebro.Gran parte de lo que nuestro cerebro produce a nivel químico, está determinado por la visión que tenemos del mundo, de los paradigmas con los que filtramos nuestra vida.

Cómo bien resaltan los teóricos cognitivos, los estados emocionales y nuestra conducta, no es relación directa de situaciones o estímulos, sino que entre medias de ellos, hay una interpretación de esos acontecimientos, por ese motivo la percepción al interpretar el mundo, afecta a nuestro cerebro. ( Modelo cognitivo A-B-C).

Realidad y percepción.

“ La percepción precede a la realidad “.

– Andy Warhol –

La base de lo que percibimos, hacemos, sentimos y pensamos está en el cerebro, que reconoce el entorno, influye y responde a él, integra el pasado y el futuro y, lo que es más fundamental, anticipa nuestro porvenir, siempre incierto. Deberíamos ser más conscientes de  cómo afecta la percepción al interpretar el mundo que nos rodea. Nuestro cerebro, hace una interpretación de los acontecimientos, a través de unos filtros mentales basados en los valores, principios, sistemas de creencias y mapas mentales, a los cuales nos aferramos para dar seguridad, estabilidad y coherencia a nuestra vida.

Dichas percepciones pasan a ser automatismos del modo de actuar que tiene la mente humana. Sabemos que muchas de las percepciones están sesgados por la manera en la que interpretamos, todos aquellos estímulos que entran por nuestros sentidos, condicionando nuestra manera de ver el mundo.

Por este motivo, la interpretación de lo que hacemos puede generar una gran insatisfacción en nuestra vida, tanto a nivel personal como laboral, con efectos, que de no solucionarlas a tiempo, pueden generar trastornos de ansiedad, estrés, depresión, obsesión…si por algún motivo te sientes así, no dudes en contactar con un especialista de la psicología, para que te ayude a solventarlo antes de que sea más tarde.

Las cosas en sí no nos afectan. En realidad, nos afecta lo que percibimos de las cosas y, en consecuencia, lo que pensamos de ellas; dependiendo de cómo sean los filtros con los que la persona interpreta los estímulos, serán vistos como amenaza o como placer-.

Percepción, estrés y cerebro

El estrés, por medio del sistema nervioso, de los procesos endocrinos y del sistema inmune, implica formas de comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Situaciones percibidas como amenazantes, generan un aumento de secreción de cortisol. Asimismo hay regiones cerebrales que responden al aumento o estrés agudo: amígdala, hipocampo y la corteza prefrontal, que cambian su estructura, altera la respuesta fisiológica y del comportamiento. Todo ello podría explicar los cambios emocionales que sentimos en muchas ocasiones cuando nuestro estrés es agudo o se alarga el tiempo.

 La percepción e interpretar el mundo

“ No vemos el mundo que es sino el que somos”. 

– Anais Nin-.

percepción y mundo

 

Uno de los motivos más importantes en la percepción, es que si logramos cambiarla, conseguimos que todo cambie, ya que las apariencias engañan en cuanto a nosotros, a los demás y al mundo. Somos más de lo que las personas percibimos de nosotros mismos y de los demás, somos más de lo que pensamos que somos o creemos.

Una pequeña reflexión: a todos en general nos disgustan las arañas, ¿percibirá de la misma manera, a nivel de amenaza, una tarántula en la naturaleza, una persona de a pie que un criador de arañas? Como puedes entender la reacción será totalmente diferente: es muy fácil, que el criador de arañas se apasione por el bicho, y que la otra persona le faltan piernas para salir corriendo.

¡Qué te propongo para mejorar la forma de interpretar el mundo!

Por eso, os invito a que pongáis en duda toda vuestra forma de pensar, que seáis disruptores a la hora de entender el mundo que os rodea, ya que probablemente esté muy condicionado por cómo os sintáis en ese momento, y esto os ha pasado infinidad de veces, es decir, habéis ido a alguna celebración o fiesta y, dependiendo del estado de ánimo con el que habéis ido, ha influido en gran medida en el disfrute de la misma, simplemente porque vuestro estado no os ha dejado percibirlo como algo placentero. Esto viene a definir que el estímulo en sí no genera una emoción, sino que lo que determina la sensación que se tendrá del mismo, estará influenciado por los ojos del observador y la manera de interpretar el mundo.

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